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Época de cambios en la hostelería

No solo en nuestra sección de economía queremos hablar de rentabilidades, y dar unas pequeñas pinceladas de como gestionar un establecimiento, sino que también pretendemos contar aquellos fenómenos que están a pie de calle e incumben a nuestro sector, más concretamente en las decisiones que son importantes para montar un establecimiento.

Época de cambios en la hostelería tradicional

Si bien los gallegos han forjado a base de mucho esfuerzo y tradición un muy buen tejido de restaurantes ( mayoritariamente considerados de hostelería de barrio; de menú del día y de producto de la tierra, mucho más valorado), el paso del tiempo a jugado en su contra al no encontrar en la propia familia un relevo generacional. Aquellos emprendedores que dejaron su tierra a la «conquista» de otras ciudades, llevándose bajo el brazo la cocina regional gallega ahora ven como sus descendientes, mucho más preparados académicamente que sus padres no quieren seguir con el duro e ingrato negocio familiar. Dicen que cualquier tiempo pasado fue mejor; pero no nos engañemos, las generaciones nacidas despues del baby boom lo hemos tenido mayoritariamente muchísimo mas fácil que nuestros padres, que han vivido su juventud en ausencia de democracia y con unos recursos globales mucho más reducidos que los de ahora.

Al no encontrar un relevo generacional, estos históricos restaurantes han ido colgando poco a poco el cartel de «Se traspasa«. Muchos de ellos, con una edad muy superior a la edad legal de jubilación en España. Ya sea por el amor al euro, o porque se resisten al no encontrar un paisano a quien traspasarle el negocio. Poco a poco los gallegos han ido dejando paso a los más incansables trabajadores del mundo, los chinos, una cultura que tiene en el trabajo y en el expansionismo su objetivo de vida.

A falta de compradores nacionales, y gracias al poder adquisitivo de muchas familias chinas estos han ido tejiendo, al mas puro estilo de las hormigas, un enorme tejido de bares y restaurantes de barrio que, en algunas zonas de las grandes ciudades, ya les hacen tener una presencia mayoritaria… y subiendo.
Ya nos hemos acostumbrado a su presencia, ya hemos asimilado que los chinos son incansables trabajadores de la hostelería, que son capaces de hacer el trabajo que los jóvenes de aquí no están dispuestos a hacer, o bien que por falta de recursos económicos no pueden acceder a ello.

Así este colectivo no ha tenido problemas en entrar en juego en nuestro mercado de compra-venta en un momento sumamente especulativo, en época que hablamos de sobrevaloración de los bienes inmuebles, a las puertas de un más que probable bajón del mercado inmobiliario.

¿Por que no les importa comprar si sabemos que estamos aún sin pinchar la burbuja?
Yo diría que simplemente tienen dinero (a saber procedente de donde) para entrar en este mercado y aunque no les interesa pagar el sobreprecio, su objetivo es expandirse, el negocio llegará cuando casi logren monopolizar este rango del sector.

Pero no debiéramos ver la presencia de este colectivo como algo antinatural en nuestra hostelería; simplemente entender que este colectivo está dispuesto a hacer un sacrificio que a día de hoy se requiere para sacar adelante un pequeño negocio; y no solo esto, si no que muchos españoles que poco a poco han visto como sus ventas ahogaban su cuenta de resultados han logrado escapar de «comerse» el bar o restaurante gracias al capital chino que no ha tenido mayor inconveniente en invertir en España.

Nos guste más o menos su forma de trabajar, creo que debemos reconocer sus cualidades profesionales. No conocen el horario y son bastante amables y serviciales. Dentro de la cocina no juzgo, cada caso es un mundo.

Quizás dentro de 20 años los «Marcelino«, «O' Pazo«, «Rias Baixas» etc… son recuerdo del pasado, como los colmados de barrio que dejaron hace pocos años paso al «badulake». Quiero pensar que quedarán nostálgicos de la buena cocina gallega que no dejaran morir tan apreciable gastronomía regional, por lo que simplemente hay que aprender a ver como algo normal ir al bar de la esquina y no encontrar a Primitivo, si no a Whey.

Una respuesta a «Época de cambios en la hostelería»

Hoy en día, el mundo tiene una perspectiva de negocio distinta debido a las nuevas tecnologías. Sin embargo, las personas no deben olvidar que el negocio de la hostelería podrá renovarse con nuevas maquinarias hosteleras, mobiliario o con la distinta gastronomía pero jamás se desplazará, sobretodo, en este mundo en donde la gente mientras más ocupada esté, más necesita de estos lugares para comer, relajarse, divertirse, entre otros. Si bien es cierto, que es triste que se vaya perdiendo las tradiciones, de igual forma, estoy de acuerdo que a este colectivo que crece rápidamente en el mundo hostelero, ha aportado en que estos negocios no se desaparezcan porque sus herederos no quieren continuar. También, estoy de acuerdo, en que son capaces de invertir lo que sea necesario para hacer una red donde aseguran el patrimonio familiar.

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