Muere un grande, descansa en Paz. SANTI SANTAMARIA

Nos deja Santi Santamaria, una institución en España a nivel gastronómico, nada más ni nada menos que el restaurador español con mayor permanencia en la guía Michelin en su máxima valoración (3 estrellas).

Sin el revuelo mediático que quizás su cocina se merecía (autóctona, catalana, tradicional, mediterránea ) pero con la notoriedad de haber quemado sus últimos cartuchos en defensa de la cocina sin  ingredientes aditivos en forma de texturizantes, gelificantes, etc… se va uno de los grandes, quizás para algunos sea el más grande a nivel de cocina puramente tradicional;  Santi deja un enorme legado en forma de libros de recetas, y sobretodo de profesionales que se han formado a su lado.

Más de 20 años ostentando 3 estrellas de forma ininterrumpidamente, poniendo en el mapa gastronómico mundial el pequeño municipio de Sant Celoni, ya universal con el paso de los años y con la consiguiente expansión comercial.

Si es que a parte de cocinero, si en algo se caracterizó Santi Santamaria fue en ser promotor de equipos de trabajo. Quien sabe si llevó al límite el espíritu emprendedor y visionario con los negocios que el catalán lleva en el ADN o simplemente fue generoso con aquellos que hicieron posible que el Racó de Can Fabes siempre fuera el restaurante de referencia para los amantes de la cocina de raíces, aislados de la sofisticación de las nuevas tecnologías.

Xavier Pellicer, Adrian Marin, Sergio Torres, Javier Torres, Oscar Velasco, Javier Lahuerta, Xavier Franco, Xavier Ramirez, Alain Guiard y muchos,  muchísimos actuales chefs de cocina se han formado en su paso por el Racó, todos ellos mantendrán por muchos años la cocina de raíces francesas por la que Santi siempre apostó.

Si hacemos una comparación en su forma de ver la hostelería, hablaríamos que Santi era el Joel Robuschon de la cocina española, capaz de expandir su red de restaurantes tutelados de forma rápida y sólida, pero quizás los éxitos a nivel empresarial no se correspondieron nunca con una popularidad de la que siempre ha desconfiado a pesar de poseer una facilidad de palabra realmente sorprendente.

Se va uno de los grandes, una figura singular, padre de muchas generaciones de cocineros; y eso que solo tenía 53 años.

Adeu Santi, descansa en pau, tu cocina nunca morirá