Revuelo y confrontación; sacrilegio o progreso; parece que es complicado encontrar un término medio entre el respeto a las tradiciones gastronómicas y las demandas del mercado actual, más pendiente del culto al cuerpo que del culto al paladar en muchas ocasiones.
Esta vez el elemento discordante es el preparado más famoso e internacional de la cocina italiana, la Pizza. ¿Es posible lograr una pizza «anti arrugas»? Parece que la ciencia da su aprobación, incluso su santidad el papa Benedicto XVI ha probado este «invento» y ha dado muestras de satisfacción por los resultados obtenidos.
¿Era necesario utilizar la pizza para estos fines? ¿No hay una industria cosmética suficientemente presente como para solventar estos supuestos problemas ocasionados por el paso del tiempo?
Personalmente pienso que como cocinar es un ejercicio de libertad y de creatividad, se debe respetar todo aquello que sale de la cabeza y de las manos de una persona que dedica su tiempo y esfuerzo para ofrecer a los demás algo que llevarse al estómago. Que nos guste o no ya es una opinión subjetiva, personal e intransferible.
Quizás no sea la mejor pizza del mundo, o no se ciña estrictamente a las recetas tradicionales, lo que nadie le puede quitar a este preparado es que tiene su mercado y aunque su paso por la sociedad en el tiempo pueda ser efímero, va a tener «su minuto de gloria», más si el papa sigue «patrocinándola».
fuente de la noticia: Yahoo News