Un stage o prácticas es una actividad bastante arraigada en nuestra cultura laboral para los que somos del ramo de la hostelería, que nos sirve para ampliar nuestro horizonte de conocimientos, para realizar nuevos contactos que sirvan para abrir futuros buenos empleos o simplemente por el placer de poder decir en el currículum que estuvimos en tal archiconocido restaurante.
Los stages se podrían dividir en dos grandes grupos:
- Los regulados son aquellos cuyo contratante acude a un centro de formación. Para que este le facilite el contacto con un alumno que necesita realizar las prácticas necesarias para completar su curso académico. En la inmensa mayoría de casos dichos alumnos presentan un nivel de formación muy básico, siendo a duras penas cocineros de 2º o lo que conocemos por ayudantes adelantados. La contratación de este personal, en calidad de becario, permite a estos chicos que adquieran un rodaje y una visión de la cocina que les ayuda a crecer a nivel personal y profesional. Es una gran oportunidad para adquirir la soltura necesaria en la cocina, aquella que solo se adquiere trabajando, y en este sentido un primer empleo, aunque sea no remunerado supone un paso adelante en sus carreras.
- Los stages no regulados, son aquellos en el que eliminamos la intermediación de un centro de formación y se establece una relación profesional NO REGULADA POR LA SEGURIDAD SOCIAL entre un trabajador y una empresa. Así una persona física establece un contacto con dicha empresa para prestar sus servicios, recibiendo en algunos casos una manutención e incluso en algunos casos una remuneración no declarada. Esta actividad es totalmente ilícita ya que no llegan impuestos directos a las arcas del Estado y no hay derechos para el trabajador.
Lamentablemente en España, los stages no regulados están a la orden del día. Estas «prácticas» pretenden surtir de personal dichos establecimientos a «coste 0», siendo un negocio redondo para el empresario, pero una ruina para nuestro sistema laboral como para el propio trabajador.
Dentro de estos stages no regulados existen muchos condicionantes, pero podríamos dividirlos en 2 grandes grupos:
- Cocineros experimentados que realizan reciclajes profesionales durante un corto espacio de tiempo, normalmente durante sus vacaciones, en las mejores cocinas del mundo. Invierten su tiempo y parte de sus ahorros de cara a mejorar su rendimiento en sus puestos de trabajo, e incluso en algunos casos estos gastos son pagados por la empresa de origen.
- Cocineros jóvenes que realizan estancias largas de cara a ampliar su currículum. Son la mayoría y, según mi punto de vista, los más perjudicados. Obtienen un crecimiento profesional y personal, pero muchas veces, no compensa el esfuerzo.
Llegados a este punto nos tenemos que preguntar si los stagiers son necesarios para obtener excelentes profesionales en un futuro, o se ha devaluado para pasar a ser una fuente de mano de obra barata y abundante. En muchos casos incluso gratuita.
¿Realmente vale la pena que un profesional, invierta 2 o 3 años de su vida a estudiar una carrera de gastronomía, para después trabajar en los mejores restaurantes sin cobrar? Permítanme que les de mi opinión como cocinero con más de 10 años de experiencia.
Nosotros mismos, los cocineros, estamos allanando el camino hacia la pérdida de valor añadido de nuestro oficio. Yo no digo que denunciemos estos planteamientos laborales, simplemente debemos tomar conciencia de que es posible formarse como buen profesional cobrando en todos y cada uno de nuestros trabajos. Quizás la administración pública no debería de ser tan permisiva con estos «empresarios», así se generarían puestos de trabajo. Habría que buscar un punto intermedio entre un stagier y un aprendiz (ya que este último podría estar cobrando el mismo sueldo mínimo durante años y tampoco es eso).
La búsqueda de stages antes era mucho más clandestina, pero ahora solo falta ir a las webs líderes de empleo para encontrar ejemplos. Está tan normalizado que incluso asusta.
Hablamos de inmigración sin papeles y lógicamente nos echamos las manos a la cabeza, no nos gusta que a nadie les explote. Pero es que en algunos casos nosotros mismos estamos dispuestos a eso, y encima nos vanagloriamos de que hemos estado en el restaurante X con N estrellas Michelin.
Cada uno es libre de hacer con su vida personal y profesional lo que crea oportuno, pero como sociedad nos iría mucho mejor si no permitimos el enriquecimiento de la clase empresarial a coste 0 a cambio de perder nuestra fuerza como colectivo. Estamos haciendo un pésimo negocio, y lo peor es que no hacemos ni siquiera un esfuerzo para cambiarlo.
Espero sus reacciones e iniciar un buen debate, respetando lógicamente aquellos que tenéis opiniones favorables a los stages, que seguro que las hay, que mucha gente ha iniciado un buen camino partiendo desde uno de ellos.
3 respuestas a «Se precisa Stagier, el aprendiz del siglo XXI»
yo diría que es necesario para aprender el oficio trabajar duro, haciendo horas y ayudando a los compaæeros, pero lo de no cobrar no creo que tenga nada que ver, será por otro motivo
Hola, considero que aún cuando sea un trabajo que implique completar o ampliar una formación, dicho trabajo en un negocio produce plusvalía y por ende ganancias al dueño y por lo tanto es un trabajo esclavo en la medida que no implica una retribución. El discurso capitalista a ultranza y el liberalismo de los 90 permitió una naturalización del trabajo esclavo bajo el ropaje de ‘formación’.
Quizas cuando habia un 6 % de paro y el estado recaudaba mucho dinero a traves de los impuestos derivados del trabajo podian hacer la vista gorda con estos «estudios-trabajo sin contrato ni remuneracion», pero a dia de hoy, con el paro en vistas al 20 % van a seguir permitiendo que unos pocos se nutran de personal a coste 0? Coste 0 para ellos, pero coste 1000 para el estado, muchos agotaran el subsidio, el paro y lo que haga falta.
Gracias por vuestras aportaciones¡